El Plata cientifico y literario, Volumes 1-3

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Miguel Navarro Viola
1854 - Argentina
 

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Popular passages

Page 204 - ... que con el pensamiento y la libertad resume admirablemente el Universo entero, sus fenómenos y sus leyes. Pero el reflejo Divino se presenta con una solemnidad que sorprende, cuando consideramos la sociedad, la grande y sublime humanidad, que arrancando su existencia de abismos impenetrables...
Page 208 - ¡Ah! yo junté mi corazón con el vuestro para lanzar esos gemidos y con vosotros estrecho en mis brazos mi Religión, la Religión de mis padres, la Religión de caridad, de mansedumbre, de castidad, de todas las virtudes; la Religión que cortejan todos los siglos y las más evidentes demostraciones, que nos buscó en nuestros desiertos y nos trajo a la civilización, ya nombre de esta Religión sublime y eterna, os digo, católicos: obedeced, someteos, dad al César lo que es del César, ya Dios...
Page 37 - Sala regulare la cualidad del hurto, teniendo presente para ello la repetición ó reincidencia, el valor de lo que se regulare del robo, la calidad de la persona á quien se robó, y la del delincuente, con lo demás que se halla prevenido por el derecho Ley 9, tít.
Page 140 - García queda plenamente autorizado para ejecutar y concluir cualquiera convención preliminar, o tratado, que tienda a la cesación de la guerra y al restablecimiento de la paz, entre la República y el Imperio del Brasil, en términos honorables, y con recíprocas garantías a ambos países, y que tenga por base la devolución de la Provincia Oriental, o la creación y reconocimiento de dicho territorio en un Estado separado, libre e independiente...
Page 205 - Julio, y enunciar aquellas verdades que dicen relación al bien de ella: ni sería lo que debo ser como sacerdote y como patriota, si sólo me ocupara en perorar sobre la justicia de la independencia, sobre el heroísmo de sus defensores, en contemplar eternamente el sol de Mayo, y lanzarme fascinado en ese idealismo poético. Basta de palabras que no han salvado a la Patria. Aplaudo, felicito, me postro ante los héroes de la independencia; cantaré vuestras glorias, tributo mi admiración a la...
Page 205 - ¡Urquiza, ilustre ciudadano, tu nación te debe la vida! ¡La vida, señores! Porque las Naciones no la tienen en la demarcación de un territorio, ni en un cierto número de individuos encerrados en ese espacio. Será todo esto los primeros elementos de que se forman; pero así como el filósofo antiguo no veía en su negro caos que contenía en horrible movimiento las moléculas eternas, nada del pasmoso Universo, nada de ese gran libro que encierra todas las ciencias del mismo modo, señores,...
Page 204 - Soberanía infinita. Dios se mece sobre los hombres, como el sol centellea sobre los planetas. ¡Por esto es sublime la sociedad! ¡Por esto es grande! ¡Por eso se exalta, palpita nuestro corazón cuando sentimos la vida de las naciones! Por esto la Religión y la Patria tienen idénticos intereses, nacen de un mismo principio, caminan cada una por vías peculiares a un mismo fin, y la una y la otra con sus pies en la tierra, y asidas de sus manos con eterno amor, campean sus cabezas en el horizonte...
Page 38 - Corte , por la primera vez le sean dados cien azotes , y sirva ocho años en las dichas nuestras galeras, siendo mayores de la dicha edad, y por la segunda vez le sean dados doscientos azotes , y sirva perpetuamente en las dichas galeras : y en los hurtos...
Page 204 - ... polo a otro polo, unas se lancen como la noche, como la tempestad, otras como la aurora, como la fecunda lluvia, la luz ilumine las tinieblas, las tinieblas ahoguen la luz; sin embargo, el conjunto es admirable: siéntese una mano que contiene el principio y el fin, que encierra el uno y el otro abismo, por un modo admirable lucen en ella la inmensidad de Dios, su Providencia, su Justicia, 6u Soberanía infinita. Dios se mece sobre los hombres, como el sol centellea sobre los planetas. ¡Por...
Page 205 - ... era por desgracia el cimiento del orden y el hierro de los tiranos, esa libertad, que ha resonado en los campos de batalla, y se ha mecido sobre las reuniones populares, que ha sido hasta aquí el eterno y único emblema de nuestra vida social, es preciso reconocerla como el árbol del bien y del mal, como una aureola, pero aureola de fuego que ha secado, calcinado la cabeza que orlaba.

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